La química del aceite y la conciencia del cuerpo - Email#27
Hijo de gato caza ratón. Es el caso de Robert Mulliken, un hijo de químico que salió químico, físico y matemático.
A pesar de sus poco éticas contribuciones científicas al desarrollo de armas químicas durante la Gran Guerra, tiene una idea especialmente importante para crear buenas imágenes sobre lo que pasa con los aceites esenciales: resulta que una molécula es más que un simple bacanal de átomos saltando de núcleo en núcleo dentro de una molécula.
Verás, vamos a especificar. Nos interesa, en concreto, su teoría de los orbitales moleculares, que es vital para poder imaginar que una molécula es, en parte, invisible pero posible dentro de un espacio que se crea cuando los átomos se unen para crear algo más grande como una molécula.
Ya sé que tu profe de química no te lo explicó así, quizás por temor a que le tildaran de loco, pero la verdad es que un orbital molecular es un espacio, real y en 3D, pero muy especial. Es matemáticamente identificable gracias a la contribución que nos legó este hombre, pero dentro no hay nada. Sí, sí, no hay nada... detectable en 3D.
Técnicamente se dice que dentro hay ondas, pero es que en la práctica las ondas no se ven, son invisibles. Así que un espacio orbital molecular es un lugar en el que los electrones pueden, a gusto, desaparecer por un rato, para ser ellos mismos y comportarse como ondas, ejerciendo su derecho a ser onda o partícula, según les convenga.
¡Vaya rollo te he lanzado de buenas a primeras eh!
Hay una química mecánica (se ve) y una cuántica (que no se ve)
Así que se puede decir que hay dos aspectos en una molécula: un espacio visible y un espacio que parece vacío, pero que está lleno de partículas que no vemos. Es a esas partículas y a su movimiento a lo que llamamos "energía".
En el caso que nos importa, dentro de una molécula de aceite esencial, existe un espacio que no ves lleno de energía, que es a lo que llamamos la "esencia" vegetal del aceite.
Hay una parte mecánica, que implica que hay átomos que se mezclan y forman moléculas –terpenos, alcoholes, aldehídos, cetonas, éteres, ésteres, fanoles– que pesan, que tienen carga eléctrica y que se pueden cuantificar a la vieja usanza newtoniana.
Esa es la química de las pulperías: un kilo de azúcar refinada es lo que es, un montón de moléculas que, todas juntas, tienen color blanco y saben muy dulce.
Pero también existe la parte cuántica, que es más interesante para nosotros: cuando dos átomos se juntan, formando una molécula, se crea automáticamente un campo de energía que envuelve a la molécula. Dentro se pueden encontrar electrones en cualquier lugar, moviéndose en forma de onda o de partícula.
En cualquier momento, parte de la molécula puede ser sólida –y por tanto medirse y calibrarse– y parte energía –solo se pueden medir sus efectos en la materia–.
Una molécula está parte en 3D y parte del otro lado
Claro que cuando en 1932 Mulliken propuso esta idea no se sabía que la materia existe en, al menos, 11 dimensiones, de las cuales se ven 3 –por eso llamamos a lo que vemos 3D– y 8 no vemos.
Hay quien simplifica y llama a esa parte que no se ve "8D"; pero hay también quien la llama “el otro lado” o “energía” simplemente; pero también hay quien cree, cuando hablamos de todas las moléculas del planeta juntas, que existe una especie de Mundo Paralelo, que es la parte "energía" de todas ellas vistas como un todo.
Pero no simplifiques tu imagen: un orbital molecular no está en 8D, solo es la puerta giratoria entre ambas realidades.
Puede ser interesante que te pongas a hacer un ejercicio de imaginación sobre cómo es que funciona esta puerta entre ambos mundos, el visible y el invisible. Imagina lo que sucede y luego completa con palabras eso que seas capaz de intuir.
Te vas a sorprender.
Lo más importante de todo esto es puedas crear una imagen adecuada. No caigas en el error tan tonto de imaginar que esa “energía” bordea y envuelve todo. Pamplinas. Está dentro.
Cuando imaginas a un electrón dando vueltas alrededor de un núcleo, imaginas dos canicas, una grande y “fija” y una pequeña girando alrededor de la grande. Es una imagen sencilla incluso si añado más canicas pequeñas, 3 o 4, que giran también.
Pues la energía está ahí, entre todas ellas. Mientras ves las partículas, no ves las ondas. Ley de vida. Se puede ver una cosa, pero no la otra. Lo curioso es que lo contrario también es verdad. Cuando detectas las ondas y mides su energía, desaparecen las partículas –indeterminación–.
¡Coño, es que no se puede tener ambas!
Una pequeña explicación, inútil pero curiosa
Cuando “ves energías” pierdes el contacto con 3D y, al contrario, si te enfocas en lo que ves, no puedes ver energías.
Esto es lo que trato de explicarle a mi vecina del 5B, para que trate de entender a su marido, que solo piensa en las cosas que ve –bueno en “la cosa” que ve–, y no puede entender nada de energías, porque o ve una o ve la otra. Ambas, no se puede.
La indeterminación se aplica a nuestro tema también. Si te enfocas en la parte física del aceite, pues es lo que ves: las moléculas, los terpenos, los componentes, las comisiones, que si quita esto o quita aquello, que si eres alérgico o que tu pareja no ve claro esto de que te gastes 140 euros al mes en aceites.
Pero si empiezas a entender que las moléculas tienen un campo, llamado orbital, que puedes utilizar como puerta para entrar dentro de la fase invisible de la molécula –la llamamos fase temporal o "el otro lado"– con tu imaginación, entonces sucederá que empiezan suceder cosas muy, muy raras.
Yo, incluso, una vez oí que
la mezcla Shutran
me hablaba.
¿Y si la molécula te habla, qué dice?
Bravo. Sigues leyendo ¡Qué valiente eres!
Que las moléculas me hablen no me sorprende tanto como que aun sigas leyendo.
Fíjate, ya que sigues, me voy a volver loco: creo que hay un núcleo de energía en 8D, que es el equivalente energético del que hay en 3D. A mí me gusta llamarlo “núcleo de materia negra”. Creo también que todos esos núcleos están ordenados del otro lado de manera que hay un mundo de energía equivalente a este. Es como un mundo paralelo.
Y digo negra por aquello de que no reacciona a la luz y por eso no se ve, como los "agujeros negros" o "la materia negra".
He encontrado que cuando interacciono con esos núcleos de materia negra de los aceites, las moléculas, cambian energéticamente "enviando" energía extra hacia este lado, de manera que la energía que emana el aceite en 3D, dentro del frasco, también cambia, se potencia y es mayor.
En otras palabras, ser consciente de que existe un núcleo de energía dentro de una molécula cualquiera te permite “cargar” a la materia implicada y activarla.
Puedo usar una buena molécula como pila
El mecanismo es muy sencillo: la energía no proviene de las moléculas, materialmente hablando, sino de sus núcleos de materia negra. Son las partículas las que sirven de conectores con lo físico. Son ellas las que conducen el excedente de energía lograda desde la fase del Tiempo hacia esta fase, la espacial, 3D.
Cuando imaginas que entras en la energía de la molécula, lo que haces es entrar en el campo orbital molecular activo que protege la estructura y que luego absorbe el exceso de energía proveniente de la excitación de la fase temporal que produzco cuando imagino y que luego se cede al medio, actuando la molécula como si fuera una pila. Sucede solo, basta con que lo imagines.
Insisto: el truco es sencillo. Vuelve a leer oliendo un buen aceite, para que se te quite el estrés que te producen las palabras.
Cuando te pones, hueles o bebes un aceite, puedes utilizar las moléculas como pilas, si las has activado antes, imaginando.
Es así como desarrollas tu conciencia del cuerpo, que aparece cuando tu sistema es capaz de absorber una cantidad ingente de energía proveniente de la fase temporal –el otro lado– sin perder su forma. Esta es una capacidad que desarrolló el homo sapiens debido a su habilidad para crear relaciones y atar cabos.
Como decía mi abuelo: es la curiosidad lo que nos ha hecho saltar a la dimensión Tiempo y aprender, sin saberlo, a sacar de allí la energía que necesitamos para evolucionar.