Presentación
En este email te presento una idea rompedora, sorprendente y reveladora. Se trata de la tercera entrega de esta serie de 5, que contiene algunas novedades de presentación para ti. Pero antes de pasar a explicarte eso, te introduzco la idea que quiero que explores esta vez. El vacío que contiene tu cuerpo también eres tú.
Tu cuerpo está lleno de un vacío, llamado “vacío cuántico”. Es un vacío lleno de cosas que no se ven, como ya has leído en las 2 publicaciones anteriores. Pero, y esto lo tienes que saber también, ese vacío cuántico eres tú. Y ya sé que, por educación, tu mente imaginará que tú naciste y que ese “espacio no visible” que hay en tu cuerpo apareció con tu nacimiento. Pero la física actual dice que eso no es posible. Lo que sucedió es que tú naciste de ese vacío, que en realidad está lleno.
¡Parece ciencia ficción, ¿verdad?!

Al final de este artículo te explico cómo llegar hasta los emails y publicaciones de este boletín.
Otras publicaciones de esta serie
Cambiando tus ideas sobre tu cuerpo
Comenzamos esta serie planteándote la pregunta de cómo se ve tu cuerpo desde la física teórica actual. La cuestión es extraña, porque habitualmente hablamos del cuerpo desde la salud, desde la medicina y, si tu curiosidad es alta, desde la química. Pero ¿y la física? ¿Qué pasa dentro de esas moléculas de grasa que forman los michelines? ¿Qué sucede con tu piel más allá de que sudas y tienes que utilizar perfumes y desodorantes?
Así que te pedí que imaginaras que tu cuerpo, igual que el espacio sideral, tiene una parte de energía y una de materia. No fui tan explícito entonces, pero lo seré ahora. Tu cuerpo escasamente llega al 5% de lo que realmente eres. El 26% es materia que no se ve, y el 68,5% es pura energía. ¡Una locura!
Luego, en la segunda publicación, te pedía que imaginaras qué es lo que sucede dentro de ti. Es decir, si utilizas un microscopio verás tus células, pero ¿qué es lo que hay más adentro? Los químicos nos dicen que moléculas y átomos. Y los especialistas tienen una ristra de conceptos y fórmulas de cómo es que tu cuerpo funciona ¿pero acaso han visto esas moléculas y átomos? No te preocupes, es una pregunta retórica. No los han visto, y eso es un hecho.
Hay átomos, pero ¿y qué más hay ahí?
Como estamos hablando de cómo lo vería un físico teórico, la respuesta a esa pregunta es “por el ruido que hacen”. Ese ruido es lo que se estudia en laboratorios. Tenemos mapas tan detallados de esos ruidos, que podemos fabricar medicinas, prever reacciones corporales y hasta crear materiales que sean afines a él, para que tu cuerpo no los rechace. Hasta hoy pensaba que el ruido era malo, pero ya ves que no es así.
Y, además, resulta que los físicos dicen que, más allá de moléculas y átomos, hay otras cosas. Son cosas un poco raras, pero están ahí. Resulta que no se ven. No reaccionan a la luz, así que al principio pensamos que tratábamos con algo imposible. Pero luego descubrimos que también hacen ruido, y mucho. Esos espacios existen, no se ven y hacen ruido. Tu cuerpo también los tiene y están dentro de ti, y aunque no se ven, tienen sus reglas, como todo en esta vida.
Pero antes de seguir, tengo que plantearte otra idea. Es importante, así que siéntate bien y pon los pies en el suelo. Respira y coge una buena inhalación de DiGize. Hay una raza de físicos muy, muy raros, llamados cosmólogos. Estos han establecido que al principio había solo energía, y que una parte de ella se enfrió tan rápido que empezó a verse con la luz. Eso es lo que llamamos materia. Es lo que tú puedes ver con tus ojitos.
La materia y la energía que no reaccionan a la luz
Así que, siempre imaginando y partiendo del orden en que se crean las cosas, lo que sucede con todo es que primero es energía. Luego esa energía se enfría, es decir, se convierte en materia. Las consecuencias de esto son importantes. Resulta que no es que tú tienes energía. Es que la energía te tiene a ti. Tú eres ella, pero enfriada, solidificada. Tu energía ha colapsado y entrado en el dominio de lo visible.
Si has leído bien la publicación #51, podrás imaginar esto perfectamente bien. Dentro de tus células, más allá del dominio que ocupan las moléculas y átomos, hay “vacío”. Uno que está lleno de lo que se conoce como materia y energía “oscuras”, porque no se ven. No reaccionan a la luz, pero hacen un ruido que no veas. En este punto, estas cosas me recuerdan al vecino de al lado, con sus niños jugando en el pasillo cuando llegan del cole. Y no es que les controle la agenda. Es que esos niños hacen un ruido infernal cuando llegan.
Claro que, en este punto, te preguntarás “¡¿a qué viene tanto ruido?!”. Y te entiendo. Se supone que esta es una publicación de aceites esenciales, para venderte que compres los aceites y poder nosotros irnos a Hawái, como premio por hacerte comprar más. Pero, deja que termine. Te aseguro que disfrutarás de todo esto y hasta te alegrarás de que vayamos a Hawái. El ruido es importante, y lo es más de lo que hayas imaginado.
Ese vacío solo es el ruido que hace el lugar de dónde vienes
Pero volvamos a tus imágenes iniciales. Estás viajando con tu mente hacia el interior de tus células. Has localizado moléculas y, dentro, encuentras átomos, llenos de vacío. Ahora sabes que ese vacío está lleno, por el ruido que hace. Te sucede igual cuando no sabes lo que pasa en la casa de tu vecino, pero la música y el alboroto que tienen montado te hace tener la seguridad de que está de fiesta.
Lo interesante de todo esto es que a ese vacío ya lo hemos encontrado antes, como humanos, hace mucho tiempo. Lo hicimos observando. Lo hicimos mucho antes que los físicos teóricos. Ellos solo han confirmado cosas que ya intuíamos. Algunos antiguos lo llamaron “espíritu” y otros “alma”. Los más modernos le han llamado inconsciente, subconsciente, e incluso hasta le han llamado inconsciente colectivo.
Míralo ahora desde otra perspectiva. Si la materia viene de la energía, entonces es tu verdadero tú, desde la energía, quien hace ruido. Aunque no hayas atado todos los cabos hasta ahora, ese vacío que llevas por dentro, está lleno de ti. Te lo voy a repetir, por si crees que no he dicho lo que sí que he dicho. Eres tú, y llevas una fiesta por dentro. Escucha ese ruido. Es tu alma, o tu espíritu, si lo prefieres llamar así.
Los aceites que queremos que utilices solo lubrican un poco las bisagras de las puertas y ventanas que te conectan con ese vacío, para que puedas entrar más fácil y placenteramente a una fiesta de la que tienes invitación para asistir. Ten en cuenta que, al fin y al cabo, vas a entrar, porque de ahí es de dónde vienes.
¡Te deseo buena fiesta!
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