Presentación
Esta vez te propongo un email con una idea tan audaz como arriesgada. ¿Y si tu cuerpo no es como crees que es? ¿Y si eso que piensas de él no existe de verdad?
En tanto en cuanto el conocimiento humano sobre las cosas aumenta, suele suceder que las ideas que damos por sentadas empiezan a cambiar. Y a veces lo hacen tanto, que puede que lo que damos por sentado empiece por dejar de ser cierto, y tu cuerpo no es una excepción a esta idea.
Y no me refiero a que la medicina avanza, ni a que las técnicas disponibles cada día son más eficientes y efectivas. Y aunque eso es obvio, por más que haya voces que disientan de ello, aquí me refiero a otros campos, más abiertos a la imaginación, como la física teórica.
Hay preguntas muy curiosas que se pueden hacer en ese campo. Por ejemplo, eso de la Teoría Cuántica, ¿cómo se aplica a un cuerpo físico? O también, ¿qué pasaría si modeláramos un cuerpo a partir de la Teoría de Supercuerdas? ¿qué cosas tan extrañas podrían suceder? Y si Schrödinger viviera, ¿qué nos diría del cuerpo?
La idea de este email es hacer que tu imaginación trabaje. No sobre lo esperado, ni sobre lo que has aprendido en el cole. Sino sobre una serie de ideas que, teniendo ya sus añitos, no terminan de ser digeridas por el colectivo humano.
Imaginemos pues.

Erwin Schrödinger también tenía un gato
A diferencia del gato de Antonio Flores y del que disfrutamos tanto con su hermana Rosario, el gato de Schrödinger solo hacía “ay ay ay” la mitad de las veces. Era un gato raro, por lo poco físico que parecía. Nadie lo conoció de verdad, aunque se hizo famoso. Algunos creyeron que no era real, pero lo era. Lo que pasaba, hoy lo sabemos, es que el puñetero gato aparecía y desaparecía.
Cuando nos lo presentó el señor Erwin, nos contó que estaba dentro de una caja, y que en ese momento podría estar vivo y muerto a la vez. Un poco macabro, ya lo sé, pero esas son el tipo de cosas que suelen decir los genios. Como cuando Einstein dijo que una partícula puede ser a la vez partícula y onda, y se quedó tan pancho.
Pero volvamos al gato, que es lo que nos importa ahora. Lo que nos explicó este hombre es que lo que hacía el gato era existir en varias versiones, y que solo cuando abres la caja y decides verlo es cuando él “entra” en tu realidad, solo para darte la razón. Ya sé que suena a locura, pero es que esto es así, y a las pruebas del Multiverso de Marvel me remito.
Partícula y onda a la vez
Algo parecido dijo Einstein y todo el mundo aplaudió, como si hubieran entendido lo que decía.
¡Que gracia! Casi nadie sabe que cuando un físico te habla de “ondas”, te habla de cosas invisibles. Si es una onda, no se ve. Te pongo un ejemplo. Seguro que has visto esas fotos del interior del sol en los libros, en las que aparecen un montón de capas, todas de colores diferentes. Da la sensación, cuando las ves en esos libros, que esa fuera la verdad y que el sol es muy sólido por dentro.
Si realmente pudiéramos cortar al sol en 2, como si fuera una naranja, no verías nada dentro. Por dentro solo verías un vacío. Eso sí, verías una especie de costra, la parte de afuera vacía por dentro, como si fuera un globo lleno de aire, y que además está en llamas. Esa cáscara de fuego es lo único que verías. Insisto, por si crees que esto es una errata. Si partieras al sol en dos, lo que verías es una cáscara de fuego que por dentro está vacía.
Lo que ves en los libros, dibujado, es una interpretación artística de una onda. Alguien imaginó que era así, y así lo seguimos pintando. Pero como los que te enseñaron física no tienen ni idea, lo asumieron como si fuera “sólido”, lo cual es mentira.
Vivimos en, al menos, 11 dimensiones
Luego está esta otra idea, más bizarra todavía. El gato de Erwin aparecerá dentro de la caja, cuando la abras, solo cuando coincida en la misma dimensión que tú. Pero si se va de viaje, digamos por los tejados de otras dimensiones, entonces no lo verás. Para explicarte como es que esto es posible, voy a utilizar una idea que me gusta mucho y que es el acercamiento de Chiara Nappi y de su esposo, Edward Witten.
Básicamente lo que nos dicen es que nuestra realidad es solo una parte del lugar en el que vivimos. Que nuestras 3 dimensiones –alto, ancho y profundo–, son solo una parte. Que las otras 8 no las vemos. Para que me entiendas, cuando hablamos de ondas hablamos de esas otras 8 dimensiones. Es decir, que la parte del sol que no vemos está “escondida” en esas otras 8D, y que lo que dibujamos es solo una especie de interpretación de lo que pasa allí adentro.
Una locura total. El gato está o no está dentro de la caja, según a qué dimensiones accedas. El sol también existe en dimensiones que no vemos, por eso es por lo que al abrirlo en dos no veríamos más que un vacío, que llaman cuántico, y que en realidad está lleno de información que no se ve. Esto es una auténtica locura.

“Uy uy uy, tu cuerpo hace, ay ay ay ay”
Hora de imaginar. Asumamos que todo esto es cierto.
Resulta que tu cuerpo, el que ves en el espejo, solo es tu expresión 3D. Pero resulta que es que hay otro tú que vive por ahí, viajando en esas 8 dimensiones invisibles como un gato, que se pasea por los tejados de noche, según nos describe la Teoría de las Supercuerdas.
No me extraña que los antiguos, cuando meditaban sobre estas cosas, vieran viajes astrales, mundos paralelos y otras vidas. Tampoco me extraña que nuestra medicina haya incluido el concepto del subconsciente y del inconsciente, como probables explicaciones a toda esa información 8D que te pertenece, pero que no ves.
Además, está la parte curiosa de que, como tu cuerpo está hecho de moléculas, y éstas de átomos, tu eres básicamente vacío cuántico. Pero sucede que tu mente está entrenada para rellenar esos vacíos, de manera que crea una percepción de continuidad, y todo te parece sólido cuando en realidad no lo es.